Día 25: el turismo (II)
En la entrada anterior comenté la situación de turismo en la actualidad pero dejé cosas en el tintero que aquí retomo, específicamente a partir del ejemplo de Costa Rica.
En 1948, Costa Rica fue una de las primeras naciones que decidió abolir su ejército y priorizar recursos para la educación. La primera reserva natural se fundó en 1963, y siete años después se creó la red de parques nacionales, bajo la cual ¡la cuarta parte del territorio costarricense se encuentra protegido! Toda la historia se puede leer aquí donde brevemente cuentan cómo, con los años, todo el país fue girando hacia la conservación ecológica y se convirtió en uno de los diez mejores destinos para el ecoturismo a nivel mundial. Cualquiera que haya visitado Costa Rica se da cuenta de que no es una moda de los gobiernos sino una forma de vida de todos los ticos que están genuinamente interesados en la sustentabilidad y la protección ecológica y es más, muchos de ellos tienen conocimiento de sus riquezas naturales y biodiversidad.
Ayer me encontré un hilo en tuíter que enfatizaba que con esta pandemia, estamos forzados a cambiar el modelo de turismo que tenemos, que es masificado, acelerado y destructivo. Conversemos un poco sobre los ejemplos del propio hilo.
Entre algunos de los efectos negativos que tiene el turismo de masas —y que se explican acá— es que está impulsado por una agresiva guerra de precios de vuelos baratos y alojamientos asequibles que generan un flujo gigante de personas por unidad de tiempo en las ciudades. La antropóloga croata, Ana Zuvela, señala que entonces los habitantes de estos destinos turísticos “ya no nos sentimos tan unidos a nuestra ciudad, sentimos que no nos pertenece”.
En ese hilo, hay un video donde se cuenta que Barcelona, con un millón y medio de habitantes, recibe al año más de nueve millones de visitantes —encontré el dato de que la Ciudad de México en 2019 recibió más de 10 millones de turistas nacionales y 3.75 millones de internacionales— y donde se habla de los efectos de la industria turística sobre los barrios y los habitantes del lugar, como es el caso de la gentrificación. El caso de Barcelona se repite y en este documental se analiza el problema en otras ciudades como Paris, Praga y Venecia que ya se han convertido en "parques temáticos". En el Everest hay una tonelada de problemas derivados de la masificación del alpinismo; este corto se enfoca en el impacto social en los sherpas pero también acá se pueden consultar un artículo y un video sobre el problema inmenso de la basura en la cima del mundo y sobre el que existe muchísima documentación.
En México no estamos exentos de este tipo de problemas y deberíamos ser conscientes de al menos uno de los gravísimos ejemplos nacionales para tratar de hacer algo al respecto como ciudadanos, ya que los gobiernos no hacen ningún caso. Tal es el caso —tan grave como tristísimo— de Tulum en el Caribe Mexicano en este video, que pasó de tener cuatro mil habitantes a cuarenta mil en un periodo de veinte años, sin que los servicios básicos crecieran proporcionalmente y donde además hay un flujo de dos millones de turistas al año y se destruyen constantemente los manglares costeros que proporcionan tantísimos beneficios ambientales.
Así surge la corriente contraria que señala que el turismo tendría que ser una herramienta para preservar la tradición y la naturaleza y que nos ayude a cuestionarnos sobre el sentido de la vida. Este ejemplo muestra cómo, a partir de redes colaborativas entre operadores turísticos y comunidades locales para acoger al turista, es posible satisfacer necesidades de experiencias genuinas y simples y este otro de cruceros "verdes", proponer contribuir con los locales a partir de ideas sustentables.
Ahora que pase la pandemia, entre muchas de las cosas sobre las que tenemos que reflexionar en colectivo y cambiar será sobre cómo hacemos turismo y cuáles son nuestros efectos —tanto en lo social como en lo natural— de nuestras actividades. Tenemos que descubrir lo que realmente nos importa y cómo podemos contribuir con ello más allá de los fanatismos ciegos que tantos líos nos ocasionan...
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| Manglar en la Reserva Nacional de Cahuita en Limón, Costa Rica. |

Debo asumir mi rareza, pero (surgido de mi timidez natural y del modo "Julio Verne" de viajar) siempre lo he visto como una visita. De esa manera, me informo antes, y como si fuera huésped en una casa, procuro no incomodar al anfitrión y aprender de él. Eso, que mi abuelo llamaba modales, resulta básico. Otros, más científicos, hablarán con más conocimiento sobre cosas como el impacto ecológico, la contaminación y demás inconvenientes. Pero ese respeto original me parece a mí un buen punto de partida. 2020.
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