Día 34: caminito de la escuela

Me parece irónico que, en este país donde el rezago educativo en la educación básica es enorme y parece no importar a muchos, ahora existe también una preocupación colectiva porque la escuela —nótese que no digo la educación— tiene que seguir.
Así que antes de terminar el periodo "vacacional de Semana Santa" —porque este año, nada es lo que parece y claro, de vacaciones tuvieron lo que yo de china—, el secretario de educación salió a decir que desde el 20 de abril se fortalecería la educación básica con el programa de Aprenda en casa, a través de las plataformas digitales y televisivas. Supongamos que el plan no sonaba mal pero que con los días, comenzamos a encontrarle peros y luego resultó que Lorena me pasó este artículo de Rosa Margarita Sánchez Pacheco lleno de preguntas muy pertinentes e interesantes que, junto con algunas otras ideas, me sirven para construir esta reflexión.
Quien conozca la situación educativa en México, sabe de sobra que las condiciones son bastante malas, por no decir espantosas. La mayoría de nosotros pensamos en escuelas del sistema escolarizado pero luego, vienen las escuelas técnicas y las telesecundarias donde hay profes que atienden a sectores cada vez más marginales. Y todavía después, vienen los chicos de Conafe que con cuadernillos llegan heroicamente a los lugares más recónditos del país después de travesías de hasta varios días. Sí, nuestro país es inmenso en cuanto a territorio y a condiciones que hacen difícil la inclusión de todos en la educación. Y de calidad, mejor ni hablamos.
El punto es que con ese panorama educativo pienso en la primera pregunta que hace Sánchez Pacheco: ¿para qué volver a clases en medio de esta pandemia? Sin mucho plan de por medio y con bastantes problemas tecnológicos llevo días pensando en cuantos hogares de las ciudades —del resto, mejor ni digo nada— no pasará que nomás hay una computadora para que se conecten y hagan su tarea tres hermanos con programas educativos y grados escolares distintos. Cada uno de ellos tiene al menos un profes@r que, de bote pronto, requiere cumplir con una serie de objetivos y metas del programa para con ellos calificar a todo el grupo que, en promedio, podríamos pensar que está formado por 25 estudiantes. Suena complejo pero démosle otra vuelta de tuerca.
Ahora imaginemos que uno de esos profesores no nomás malabarea con la SEP, los contenidos y los alumnos, sino también con la conexión a internet —chafa, como casi siempre—, las plataformas que puede utilizar y que jamás ha usado —y los peligros que eso conlleva—, la falta de pericia tecnológica y, a la vez, con las tareas que otros profesores dejaron a sus dos hijas. El profesor en cuestión tiene también que hacer tiempo en su cotidianidad para lavar los platos que se han juntado desde la cena de ayer y trapear la estancia que ahora que están todos ahí metidos se vuelve deporte de alto riesgo y más, con el perro que va dejando "premios" por doquier. Su señora teletrabaja por las noches pero, como no tienen más que una computadora y está ocupada, aprovecha en este momento para lavar algo de ropa pues parece que hoy no va a llover así que la clase del profesor se lleva a cabo con sonido del "chaca chaca" de fondo. ¡Puf, es agotador!
Sánchez Pacheco añade muchas otras cosas pero hacia el final, dice que el desafío es inmenso cuando se refiere a cómo los profesores encaran con preocupación la construcción del vínculo pedagógico en esta situación a distancia que tiene, además de ser anómala, particularidades metodológicas que pocos profesores conocen hoy día. Y agrega que, durante estos días de coronavirus, con este modo a distancia se evidenciarán todavía más las desigualdades —sociales, económicas, de género y culturales— que tenemos y por ende, profundizaremos los procesos de exclusión y el drama educativo que ya de por sí era inmenso. Y podría seguir comentando muchas otras cosas relacionadas pero por hoy, ya me fui de filo y aprovechado que no hay fiesta, aprovecho para irme a dormir aunque luego de pensar en todo esto, no me queda claro que sea posible...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día 44: vamos a andar...

Día 48: siempre es la hora del té

Día 46: los retos