Día 44: vamos a andar...

Fue una época de muchísimo trabajo durante la cual, los fines de semana veía películas desde un sillón. En una de esas, me topé con Into the wild (2007). Desde entonces, es una película que he visto varias veces porque me gusta la fotografía y porque el viaje de Chris McCandless —alias Alex Supertramp— me genera toneladas de preguntas. En resumen, para alejarse de la sociedad y encontrar la liberación moral y espiritual, Chris intenta emular los pasos que Thoureau describió en Walden (1854) y su "I went to the woods because I wished to live deliberately, to front only the essential facts of life..."
La inspiración para pensar en las caminatas se debe a que tengo muchos amigos, familiares y conocidos que en este fin de semana en España y en Argentina, salieron por primera vez de su encierro de la cuarentena a dar una caminata. Leo hasta lloró de la emoción y estoy segura de que yo haría lo mismo.
Por tal motivo, en este artículo que presenta los paseos de distintos autores en distintas ciudades españolas, me encontré esta cita que me encantó de Elisa Ferrer sobre las caminatas: "Lo primero que aprendí es que hay que salir de casa sin necesidad de ir a ningún sitio concreto". ¡Tiene toda la razón, casi jamás lo hacemos! Y luego me encontré esta frase de Rebeca Solnit en Wanderlust: A History of Walking, donde la nota poética se enfatiza cuando dice que "caminar, idealmente, es un estado en el cual la mente, el cuerpo y el mundo están alineados, como si fueran personajes que finalmente conversan juntos".
Sin tanta poesía, puedo afirmar que caminar es una ventana al mundo que nos permite encontrarnos con nosotros mismos. Nunca me gustó correr pero amo salir a caminar, en particular por lugares boscosos —mi corazón se debate entre el Bosque de Tlalpan y Ciudad Universitaria, aunque no le hago el feo a muchos otros lugares espectaculares e icónicos de la Ciudad de México, como Reforma y Chapultepec. Cada quien tiene sus gustos y habrá quien diga que he mencionado lugares demasiado citadinos y tendrá razón; lo hago porque estoy pensando en caminar como una actividad cotidiana, como un ejercicio y una liberación de las tensiones de todos los días. Sin embargo, tenemos pendiente el caminar por caminar: sin rumbo exacto, sin prisa y sin otro objetivo que caminar.
Por donde lo miremos, caminar es uno de los mejores ejercicios que existen y una magnífica manera de autocuidarse pues es saludable, equilibra mente y cuerpo, se puede adaptar como rutina y según el ritmo de cada quien y nos proporciona un montón de beneficios como mayor resistencia, mejor circulación y oxigenación, reduce estrés, ansidedad e insomnio y es una buena manera de ponernos en forma.
Y pues sí, volver a caminar es uno de mis sueños postpandemia cuando dejemos de estar en casa. ¿Y ustedes, a dónde irán a caminar ahora que puedan?

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